Después de la muerte de sus padres, Silvia Cruz fue adoptada por la familia amiga de sus padres. Con el tiempo, se enamoró de su tío, Carlos González. Sin embargo, Carlos rechazó la confesión de Silvia y, para que ella desistiera, incluso fingió estar prometido. Desilusionada, Silvia decidió alejarse, y Carlos, arrepentido, decidió ser honesto acerca de sus sentimientos.